Mis recuerdos de infancia están ligados a cuentos. Mis padres tuvieron la agraciada y oportuna ocurrencia de saberme lectora, admiradora de historias y de la belleza ilustrada desde pequeña. Recuerdo con precisión la combinación de colores y trazos de algunas ilustraciones de cuentos que leí, así como el mensaje o la sensación que me dejaron otros. Inspirada por ellos, desde que supe escribir, adopté el bolígrafo y el papel como fieles escuderos de mis ocurrencias, aventuras, alegrías y también penas. Desde entonces son para mí el mejor medio para expresar ideas y emociones.

Del mismo modo, el mundo de las estrellas, los planetas y el universo, siempre me ha fascinado. Tanto que hubo un momento que me planteé ser astroQsica. El por qué no lo acabé siendo es otro tema. Y sobretodo la luna, quizá también por la vinculación cíclica con las mujeres, me fascina y me produce mucha curiosidad. Es por eso que en El búho y la luna decidí hablar de las emociones que afloran en nosotros a través de la noche y de las fases de este bello satélite.